REFLEXIONES
He intervenido a lo largo de mi vida profesional, en tantos divorcios … o visto de otro modo, he ayudado a tantas parejas a solucionar sus problemas y conseguir su ansiada libertad…
El MATRIMONIO es un contrato, y como tal, necesita el consentimiento de las dos partes intervinientes para perfeccionarse, por el contrario, el DIVORCIO, solo necesita que una de las partes quiera divorciarse para disolver el matrimonio, lo cual, supone un problema cuando la otra parte no desea divorciarse.
Recordemos que detrás de cada matrimonio, de cada divorcio, hay una historia personal y familiar, una ruptura, por causas económicas, desamor, malos tratos, alcoholemia, etc..., que en la mayoría de ocasiones el cliente necesita contar cuando llega al despacho del abogado, en el que se siente seguro y tranquilo al ser conocedor del secreto profesional que debe guardar el abogado.
“La relación entre abogado y cliente es una relación de confianza”
Actualmente, no es necesario que exista una causa para divorciarse, solo se necesita que haya transcurrido tres meses desde la celebración del matrimonio para poder solicitar el divorcio, por tanto, ni abogados ni jueces necesitamos conocer los motivos por los que una pareja quiere divorciarse, con independencia de la necesidad de conocer los mismos para defender los intereses del cliente, si existe contenciosidad.
Si no hay descendencia, el divorcio, es una solución definitiva al desamor.
Pero si hay descendencia, ¡AY SI HAY DESCENDENCIA!..., como les digo a mis clientes:
“casados unos problemas y divorciados otros”.
“Uno no sabe con quién se ha casado hasta que no se divorcia”.
Es en el divorcio, cuando se revela la verdadera personalidad de tu pareja en uno u otro sentido, unas veces, sorprendentemente para bien, y otras, para mal.
He podido observar que acuden al despacho muchos padres con hijos con edades comprendidas entre los uno y cuatro años, pues durante estas edades los niños necesitan mucha atención, los padres están cansados y estresados del día a día, trabajo, niños, etc…, y ello, provoca muchos roces, por lo que al contrario de lo que piensan algunas mujeres, los hijos no solucionan los problemas de pareja, si ya tienes problemas con tu pareja, un hijo posiblemente incremente esos problemas.
En la mayoría de los casos, el divorcio, soluciona el desamor, pero en numerosas ocasiones aparecen otro tipo de problemas relacionados con los hijos (guarda y custodia del menor, incumplimiento del régimen de visitas, impago de alimentos, gastos extraordinario, etc…), o sea, el comienzo de la vida litigiosa en el Juzgado.
La situación idónea y más rápida, es el divorcio de mutuo acuerdo, es decir, cuando ambas partes desean divorciarse y están de acuerdo con las medidas que van a regir en el divorcio (uso de domicilio familiar, pensión compensatoria, alimentos, régimen de visitas, etc.) por el contrario, el divorcio contencioso, cuando solo una de las partes quiere divorciarse o cuando no se ponen de acuerdo para adoptar las medidas que van a regir en el divorcio y es el Juez el que decide tras oír a las partes en un juicio, las medidas que deben regir en el divorcio, va a ser más doloroso, y va a tener un coste sentimental y familiar importante, que va perdurar en el tiempo, pues no olvidemos que el contrario no es una persona ajena, es tu pareja, y, conoce tus debilidades, cualquier ataque, irremediablemente, va a ser más doloroso y va tener consecuencias familiares, pues suelen formarse dos bandos en las familias, siendo los hijos los más perjudicados en estos casos. (En otro post, hablaré sobre la guarda y custodia del menor).
Por eso, siempre es ACONSEJABLE estar en manos de un buen profesional si te quieres divorciar, pues será el abogado el que defienda tus intereses, en uno de los aspectos más importantes de tu vida, "la familia".
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By Erin.
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